
Hace unas semanas os introducíamos a las
acciones musculares excéntricas y hacíamos referencia a sus
características principales. En la entrada que nos ocupa hoy, haremos referencia a las
adaptaciones agudas que se producen tras la exposición del sistema muscular al ejercicio de carácter excéntrico. Para ello, haremos referencia y hablaremos del concepto conocido como
Repeated Bout Effect. Cualquier tipo de entrenamiento llevado a cabo de manera vigorosa puede acarrear dolor. No obstante, solo un tipo de ejercicio, el ejercicio de carácter
excéntrico, si no estamos acostumbrados a él, provoca
rigidez y
dolor en días posteriores (Proske et al 2001). Este fenómeno es conocido como el
dolor muscular de origen retardado (DOMS), que viene a ser la forma más técnica de referirse a las famosas
agujetas. Tal y como explicamos en la entrada anterior, durante la
acción muscular excéntrica el músculo se
alarga mientras se
activa. Un ejemplo de este tipo de acción muscular se produce cuando bajamos una cuesta (ver imagen 1). A medida que bajamos la pendiente con un peso a las espaldas, el músculo cuádriceps controla la cantidad de flexión ante la fuerza de la gravedad y durante el proceso el músculo se activa excéntricamente con cada paso. Si no estamos lo suficientemente acostumbrados a este tipo de actividad, sufriremos rigidez y dolor al finalizar dicha actividad. No obstante, estas sensaciones no aparecerán inmediatamente tras el ejercicio. Sino que aparecerán varias horas después y se producirá un pico a las 48 horas aproximadamente, debido al daño muscular ocasionado en este tipo de acciones musculares (Proske et al 2001).

Dicho daño muscular puede ser demostrado por una serie de marcadores indirectos tales como:
- Cambios en el rendimiento neuromuscular.
- Aumento de proteínas intramusculares en el sistema circulatorio.
- Dolor muscular de carácter tardío (las famosas agujetas).
Estos síntomas pueden estar presentes durante varios días tras la aplicación de un entrenamiento de fuerza. No obstante, cuando se repite,
una sola sesión de entrenamiento
excéntrico puede proteger al músculo esquelético y reducir la magnitud de los marcadores indirectos de daño muscular. Este fenómeno se denomina
Repeated Bout Effect (RBE) (Meneghel et al 2013). Es decir, si tras la aplicación de
una sesión de entrenamiento en el que se enfatiza la
acción muscular excéntrica esperamos un tiempo determinado y, volvemos a aplicar de nuevo el mismo tipo de sesión, se producirá mucha menor sensación de rigidez y dolor. Está habilidad del músculo para adaptarse rápidamente al daño provocado por el ejercicio de tipo excéntrico, con el objetivo de prevenir un daño muscular futuro, nos ofrece una gran oportunidad en cuanto a su aplicación práctica (Proske et al 2001). En la siguiente imagen observamos a un deportista ejecutando el famoso ejercicio de
Squat. Para ello hace uso de una máquina isoinercial, de las cuales hablaremos en futuras entradas. Como se puede observar, el deportista se encuentra en la fase excéntrica del movimiento.

Imagen 1. Ejercicio de Squat realizado con la máquina YoYo. Fase excéntrica del movimiento.
Los mecanismos exactos por los que se produce el RPE no se entienden con exactitud. No obstante, se han descrito adaptaciones neurales, celulares y mecánicas para explicar los posibles mecanismos de protección acontecidos. Se ha llegado a observar este efecto protector hasta
seis meses después de la primera sesión de ejercicio
excéntrico en hombres no entrenados
. En este caso, mediante la utilización de un equipamiento isocinético. Estas adaptaciones también son observadas en personas
entrenadas y
atletas, aunque la magnitud de los efectos es algo menor cuando se comparan con personas no entrenadas. Ahora bien,
¿es necesario aplicar una sesión de entrenamiento que provoque sensación de rigidez y daño muscular para obtener los beneficios mencionados? La respuesta es
NO. El ejercicio excéntrico inicial no tiene que porque ni debería inducir daño muscular para ofrecer el efecto protector mencionado anteriormente (Nosaka et al 2011). Por lo tanto, podemos beneficiarnos de dicho efecto protector aplicando uno de los principios elementales del entrenamiento deportivo,
el principio de sobrecarga progresiva no siendo necesario someter a nuestros entrenados a sesiones cuyos objetivos sean generar daño muscular. Bien, en la
primera entrada hicimos referencia a la acción muscular excéntrica y a sus características principales. Hoy, en esta
segunda entrada, hemos ahondado un poco más y hemos descrito brevemente uno de los efectos protectores que nos ofrece el entrenamiento que enfatiza este tipo de acción. En la
siguiente entrada daremos un paso más y hablaremos de la sobrecarga excéntrica y de los equipamientos que utilizamos para conseguirla. [e]
Bibliografía
Proske et al (2001). Muscle damage from eccentric exercise: mechanism, mechanical signs, adaptation and clinical applications. Journal of Physiology. 537.2, pp 333 – 345.Meneghel et al (2013). Review of the Repeated Bout Effect in Trained and Untrained men. International Journal of Sports Science, 3(5): 147-156.Nosaka et al (2011). Repeated bout effect: research update and future perspective. Brazilian Journal of Biomotricity, v. 5, n. 1, p. 5-15, (ISSN 1981-6324).